Según los últimos estudios, 6 de cada 10 embarazadas tienen problemas para dormir. Aunque durante la gestación se triplica el nivel de progesterona, hormona con efecto sedante, las molestias que ocasiona este estado no ayudan a conciliar el sueño.

El útero presiona la vejiga, lo que provoca ganas de ir al baño con mayor frecuencia; aparecen los problemas de circulación y de espalda; el bebé se mueve y ocupa cada vez más espacio, oprimiendo el esófago, el estómago y la pelvis de su madre… Y cuando hace calor se agravan la pesadez, el cansancio y el insomnio.

Hay varias claves que favorecen el sueño. Toma nota de todas ellas ¡funcionan!

Una cena ligera

Cena dos horas antes de irte a la cama, de forma ligera. Elige alimentos abundantes en triptófano, aminoácido que ayuda a dormir. Se encuentra en los huevos, los cereales, el pescado, la leche y la lechuga.

Una buena postura

Si duermes del lado izquierdo favoreces la llegada de sangre a la placenta y aportas más cantidad de nutrientes y de oxígeno a tu bebé. Con un almohadón entre las piernas aliviarás la presión del periné.

Las horas necesarias

Necesitas al menos 8 horas diarias de sueño (acuéstate siempre a la misma hora, entre las 22.30 h y las 23.30 h.). La siesta, si no excede los 20-30 minutos, ayuda a dormir mejor.

Una infusión relajante

Puedes tomar una infusión de tila o de melisa, pero ten en cuenta que los somníferos y la valeriana están contraindicados. Olvídate del chocolate, el café, y el té después del mediodía y no bebas mucha agua a partir de la cena, para no tener que levantarte tanto al baño.

Un entorno tranquilo

Ventila y aísla tu habitación de los ruidos y la luz externos y programa la temperatura entre los 19 y los 22 ºC. Utiliza un camisón amplio y de tejido natural (algodón, lino, seda…) y ropa de cama del mismo tipo. Antes de acostarte, haz algo de ejercicio, disfruta de una ducha templada y pide a tu pareja que te dé un masaje relajante.