Si ha tenido un aborto, el doctor le hará un examen pélvico y una ecografía para confirmarlo. Si el útero no contiene tejido fetal, no habrá más tratamiento. No obstante, si el útero sigue conteniendo al feto o hay restos de tejido, el doctor dilatará el cuello uterino para realizar una dilatación y curetaje –el raspado del revestimiento uterino– o una dilatación y evacuación –succión del útero para extraer tejido fetal o placenta–. Es posible que después de estos procedimientos, que se hacen con anestesia local o total, tenga pérdidas de sangre o espasmos abdominales.

Si se determina que su bebé ha muerto en el útero después de la vigésima semana, el médico puede decidir la inducción del parto. Después del parto, el médico revisará al bebé y la placenta para intentar decidir la causa del deceso, si es que se la desconoce.

En el caso de que haya tenido varios abortos espontáneos, puede hacerse estudios para detectar si hay anormalidades anatómicas, genéticas u hormonales que estén influyendo en esta situación.