• Los pies de los niños crecen unos siete u ocho milímetros cada tres meses. Una forma muy sencilla de comprobar si el calzado se les ha quedado pequeño es apretar la punta del zapato con el pulgar para comprobar que el dedo gordo del pie del niño no llega a tocarla.
  • Mídale los dos pies, ya que es habitual que un pie se más largo que otro. La talla debe ser elegida tomando como referencia el pie más largo.
  • Las tallas varían entre las distintas marcas y estilos del calzado. Escoja el calzado en relación a la correcta adaptación a los pies del niño, no lo haga tomando únicamente como referencia la talla que se marca en el zapato. Desde la punta de los dedos hasta el extremo delantero del zapato debe sobrar, al menos, un centímetro. La misma holgura debe darse en la zona del talón.
  • Un zapato pequeño daña tanto el pie del niño como otro demasiado grande en el que le baile el pie o se le salga de manera constante, impidiéndole caminar con soltura.
  • Si los zapatos no se acomodan correctamente a sus dos pies, no los compre. Desconfíe en que cedan y se amolden con el paso del tiempo.
  • Antes de salir de la tienda, pida a su hijo que camine varios minutos para asegurarse de que la adaptación de los zapatos a los pies es la adecuada.
  • Observe si su hijo se quita los zapatos con frecuencia. En ese caso, puede que le resulten incómodos, por lo que debe asegurarse que no le ajustan demasiado. Fíjese si tiene zonas rojas en los pies, o si aparecen callos o ampollas.