Tu hijo ya está aquí Si ya se ha iniciado el proceso, salvo que sea una cesárea programada, el parto será en tres fases.

¿No tienes curiosidad?

Efectivamente, los síntomas que tienes son de parto. Nada más entrar en el hospital, una matrona te reconocerá mediante un tacto vaginal. Si el cuello uterino está maduro, tienes una dilatación de 3 cm y sientes entre dos y tres contracciones cada 10 minutos, estás de parto y te ingresarán (también te quedarás si has roto aguas, si estás sangrando o, aunque las contracciones no sean tan seguidas, si ya tienes hijos). Te pondrán un enema para que evacúes el intestino y, si lo necesitas, quizá te rasuren la zona perineal.

Mientras tanto tu acompañante puede ir rellenando los papeles del ingreso. No os agobiéis, porque hay tiempo. Os llevarán a la habitación o a la sala de dilatación y avisarán a tu médico (si es un hospital privado) o al equipo de partos.

En la sala de dilatación

El parto se desarrolla en tres fases: dilatación, expulsión y alumbramiento. Estás empezando la dilatación y se supone que a una primeriza le cuesta dilatar 1 cm cada hora. Has de lograr 10 cm. Si ya has entrado con 3 cm dilatados, te faltan unas siete horas. Pero no te obsesiones con el reloj, esto es una media estándar. Unas mujeres tardan más, otras menos y las que ya tienen hijos suelen ser más rápidas. Es importante que no pierdas los nervios, que pongas en práctica la respiración y las técnicas que hayas aprendido en las clases de preparación y que economices las fuerzas. En esta sala te cogerán una vía para ponerte el suero, te tomarán la tensión arterial y estarás monitorizada para conocer la intensidad y el ritmo de tus contracciones y los latidos cardiacos del niño.

Aunque la percepción del dolor es algo muy subjetivo, es cierto que las contracciones serán cada vez más intensas y frecuentes. Entre una y otra debes descansar, hacer una respiración profunda para oxigenarte (toma aire por la nariz y suéltalo por la boca lentamente) y relajarte. Si te relajas, dilatarás mejor.

Ya sabes que el desconocimiento produce temor; el temor, tensión, y la tensión, dolor. Si rompes esta secuencia conseguirás que las cosas sean más llevaderas. Cuanto más informada estés, menos miedo y menos dolor sentirás. Además, es importante que pienses en positivo para no estresarte: cada contracción nueva es menos tiempo que te queda para el final.

A partir de los 4 cm, si tu parto va a ser con anestesia, te pondrán la epidural (en algunos hospitales la ponen antes). A partir de los 5 cm las contracciones serán más largas (durarán unos 45 segundos) y se producirán cada tres minutos. Después se intensificarán, durarán 60 segundos y se repetirán cada dos minutos. Si estás con la epidural, no notarás nada. Una de las cosas positivas de la anestesia es que al no tener dolor, relajas los músculos y la dilatación se acelera. Cuando te quieras enterar tendrás ya los 10 cm que el niño necesita para atravesar el canal del parto. Una vez dilatado el cuello, te pasarán al paritorio y tendrás fuertes ganas de empujar.