El llevar una alimentación sana ¡es más fácil de lo que pensamos! Contrario a la creencia de muchos, no se trata de hacer dietas extremas en las que nos matemos de hambre, o hacer cantidades exageradas de ejercicio. Con tan solo algunos cambios en tus hábitos alimenticios lograrás mantenerte sana y hermosa.

Disminuir la cantidad de refrescos y bebidas azucaradas puede marcar una diferencia enorme. Trata de no tomar tantos refrescos, puedes sustituirlos por bebidas preparadas en casa, o aún mejor agua natural. Es importante que al día consumas 2 litros de agua, al principio puede parecer un poco molesto, pero conforme pase el tiempo te irás acostumbrando hasta que llegue el punto en que necesites de ellos.

Muchos estudios han demostrado que la fibra es un componente de la alimentación que esta ausente en la mayoría de las dietas de los adultos. Incorpora fibra a tu comida. Puedes desayunar 2 veces por semana cereal de fibra o bien consumir frutas con cáscara como la manzana.

En las comidas, trata de acompañarlas con frutas y verduras variadas. Se dice que entre más colores haya en tu plato, más saludable será la comida. Trata de incorporar vegetales de todos colores y sabores que serán toda una experiencia al gusto y te aportaran los nutrientes necesarios para tu dieta.

Cuando vayas al supermercado a comprar alimentos ¡nunca vayas con hambre! Está comprobado que si acudes con hambre compraras más comida de la necesaria y te enfocaras en las grasas y carbohidratos. Es mejor acudir con una la lista de la compra y después de haber comido, de esta manera te podrás enfocar en lo que realmente necesitas.

Pequeñas acciones como estas pueden hacer un cambio enorme en tu alimentación y estilo de vida. Incorpóralos en tu vida y notarás la diferencia.