Hoy es el día Mundial contra el Cáncer de Piel y desde Clínicas Ceta se han querido unir en la concienciación de la necesidad de protegernos de una manera correcta frente al sol. Para ello la  Dra. Cristina de Hoyos, dermatóloga y directora técnica de las clínicas nos da todas las recomendaciones y consejos para protegernos del sol según la edad, ya que se ha detectado que está habiendo cada vez más casos de este tipo de cáncer entre los menores de 40 años.

La moda de broncearse se remonta a la mitad del siglo XX, cuando las mujeres burguesas buscaban conseguir cierto tono en su piel tras sus vacaciones estivales para demostrar su salud, ya que la palidez se asociaba a enfermedad y malos hábitos. Esta obsesión por el bronceado llevó a la aparición de las máquinas de rayos UVA en los años 90, que se extendieron como la pólvora con la entrada del nuevo siglo, provocando el surgimiento de multitud de franquicias destinadas a mantener o potenciar el bronceado que se conseguía durante las vacaciones de verano.

Todas esas aguas han traído lodazales de los que aún no somos capaces de concienciar. La incidencia de cáncer de piel ha aumentado considerablemente en las últimas décadas entre los pacientes menores de 40 años. Lo que hasta hace unos años eran lesiones típicas de pacientes ancianos del ámbito rural que habían sufrido intensa exposición solar por trabajar años al sol, se ha convertido en un mal cada vez más habitual entre pacientes jóvenes que han abusado intensamente del sol y lo siguen haciendo a pesar de las advertencias. Y es que, las quemaduras solares en la infancia y la adolescencia son el caldo de cultivo perfecto para la aparición de cáncer de piel temprano y de manchas y envejecimiento cutáneo precoz.

Debido a todo esto, es importante crear hábitos saludables desde la más temprana infancia, concienciar de la importancia de protegerse frente al sol, y hacer ver que el moreno de la piel es un mecanismo de defensa innato en la piel, la cual genera melanina que se coloca a modo de sombrero sobre las células de la piel para proteger sus núcleos del daño solar y prevenir mutaciones que puedan desencadenar tumores en el futuro. Si además entendemos que las quemaduras, debido a que se producen de forma brusca e intensa, van siempre acompañadas de daño celular en muchas ocasiones irreversible, podremos prevenirlas y evitar la aparición de las alteraciones celulares años después.

Por ello debemos aprender a protegernos y proteger a nuestros hijos mediante el uso adecuado de ropa, sombrero y gafas de sol(protección física) durante los momentos de mayor exposición junto con fotoprotección en crema (protección química) en aquellas zonas descubiertas.

Recomendaciones y consejos para protegernos del sol según la edad

Recomendaciones y consejos para protegernos del sol: Para los más pequeños:

  • Antes de los 6 meses no se deben exponer de forma directa al sol.
  • De los 6 meses a los 2 años debemos protegerlos adecuadamente con camisetas, sombrero y protección solar de tipo mineral (los niños en este rango de edad no metabolizan los filtros químicos presentes en la mayoría de las cremas protectoras).
  • Pasados los 2 años debemos continuar extremando la protección mediante medidas físicas (ropa y sombrero) pero ya podremos usar cremas solares con filtros químicos específicas para la edad infantil.

Recomendaciones y consejos para protegernos del sol en la adolescencia:

  • Todos los buenos hábitos adquiridos hasta el momento se mantendrán en esta época.
  • Suelen exponerse intensamente al sol de una forma inconsciente por lo que debemos insistir en la protección física con ropa ya que será más eficaz debido a que la aplicación de cremas no siempre es aceptada en esta época de la vida.

Recomendaciones y consejos para protegernos del sol en la edad adulta:

  • Las claves son aplicar fotoprotector diario, todo el año, e intensificar en épocas de verano.
  • El uso de ropa adecuada y de productos que tengan una cosmética buena (sprays corporales, geles o brumas faciales) facilitará que las buenas costumbres se lleven a cabo por toda la familia.

Por último, no debemos olvidar que la parte buena que tiene el cáncer de piel es que se ve, y esto permite un diagnóstico precoz. Por tanto, debemos aprender a revisarnos, para que, ante la aparición o modificación de una lesión sospechosa, podamos acudir al dermatólog@ quien podrá dar un diagnóstico certero y tratarlo si fuera necesario.