Le des el pecho o no a tu hijo, tarde o temprano, tendrás que pensar en el tipo de biberones que debes tener en casa. Existen tantos modelos, formas y con características tan dispares que quizá no sepas cuál elegir. Así podrás escoger el que mejor os conviene.

Siempre en casa

Tienes que tener siempre algunos biberones, por si acaso:

  • Necesitas complementar la lactancia materna con leche de fórmula.
  • Tienes que suspender la lactancia por unos días (por ejemplo, si estás enferma o tienes que tomar un medicamento tóxico para el bebé).
  • Debes conservar la leche materna extraída, en el caso de que tengas que ausentarte por algún compromiso, o hayas empezado a trabajar.
  • El bebé debe tomar agua, alguna infusión o zumo.

Requisitos indispensables

  • El biberón tiene que ser adecuado a la edad del niño.
  • Debe ser fácil de limpiar y esterilizar, sin aristas o rincones interiores.
  • La tapa tiene que ser hermética y anti-derrame, para poder transportar el biberón lleno.
  • Se debe lavar con agua y jabón antes e inmediatamente después de cada uso, utilizando un cepillo especial para eliminar cualquier resto de leche. Después hay que esterilizarlo.
  • Es muy importante controlar el estado de la tetina, cambiándola cuando presente signos de deterioro. No debe permanecer en contacto directo con la luz solar u otras fuentes de calor, ni sumergida en solución esterilizante más tiempo del indicado.

Tipos de biberones

Los biberones deben ser prácticos y estar hechos con un material resistente a los golpes. Algunos llevan una válvula para regular el flujo y así adaptarse al ritmo de succión de cada etapa del bebé. Estos son los tipos que existen en el mercado:

  • Biberón de vidrio. No desprende ninguna de las sustancias de las que está compuesto, no absorbe los olores, los sabores, ni los colores de los alimentos. Es termorresistente, por lo que soporta cambios bruscos de temperatura. Puede esterilizarse con los métodos de calor (ebullición, vapor o microondas) y con los métodos en frío, utilizando sustancias desinfectantes. Son los ideales para la primera etapa, pero no debes dejarlo nunca al alcance al niño, porque podría tirarlo y romperlo.
  • Biberón de plástico irrompible o policarbonato. Es más ligero que el vidrio, resiste los cambios de temperatura, se puede calentar, esterilizar, y es irrompible. Puede absorber el color de algunas bebidas, como la manzanilla, pero no desprende ninguna de las sustancias de las que está compuesto. Está indicado a partir de los cuatro meses, porque el bebé puede cogerlo él solo sin peligro. Existen modelos anatómicos para facilitar su manipulación.

Consejos prácticos

  • Esterilizar siempre el biberón y la tetina antes de utilizarlos.
  • Comprobar en todo momento la temperatura de la leche, echando unas gotas sobre la muñeca, sobre todo si lo calientas en el microondas.
  • El flujo es el correcto si aparecen burbujas a medida que el bebé succiona el biberón.

Cuantos se necesitan

Si has optado por la lactancia artificial, tendrás que adquirir seis o siete biberones, para que te de tiempo a esterilizarlos y usarlos en un día.

Si tu hijo se alimenta con lactancia mixta, con tres biberones tendrás suficiente.

Los biberones clásicos contienen 240 mililitros y son los que se usan para las tomas habituales, pero para niños mayores de un año o los muy glotones, existen algunos de 340 mililitros. Para zumos y agua, debes tener uno o dos biberones de 100 o 150 mililitros. También necesitarás uno de 30 a 40 mililitros, muy útil para la toma de medicamentos.

Cómo preparar un biberón

Una vez limpios los biberones y las tetinas, puedes preparar el biberón siguiendo estos pasos, después de haberte lavado las manos:

  • Hervir el agua durante poco tiempo, nunca más de 10 minutos, y dejar que se enfríe.
  • Echar la cantidad de agua recomendada por el pediatra en el biberón. No pongas demasiada agua, ni poca, ya que las concentraciones demasiado elevadas de leche podrían provocar a tu bebé trastornos gastrointestinales.
  • Añade la leche que te haya recomendado el pediatra para esa cantidad de agua, utilizando los cacitos que vienen en el bote. Debes rasar la cuchara y nunca comprimir la cantidad.
  • Cierra el biberón con la tetina y la tapa, y agítalo.
  • Comprueba la temperatura de la leche vertiendo unas pocas gotas en la muñeca. No debes notar ni frío, ni calor.