Con este tiempo tu bebé empieza a entender su cuerpo y a saber qué cosas puede hacer. Ya es capaz de elevar el torso para obtener una mejor visión de su entorno y pronto aprenderá a darse la vuelta. Esto convierte el mundo en algo mucho más estimulante para él. Ahora es mucho más resuelto, puede coger cosas con más seguridad y se frustra cuando algo está fuera de su alcance. Tu bebé está descubriendo que sus acciones producen efectos, lo que es todo un hito, y si además puede repetirlas se convierte en algo delirante. En esta etapa continúa el proceso de coordinación de la vista con la mano. Por otro lado todavía le encantan los juegos cara a cara. De hecho, a los cuatro meses y medio aproximadamente, aprende a balbucear. No es el balbuceo que lleva al habla todavía, pero sí es una muestra de su interés por comunicarse. Este es también el momento en el que, al ser capaz ya de reconocer a sus padres, empieza a sentir ansiedad por verse separado de ellos.

Sueño: la rutina

Este es un momento crítico en el establecimiento de sus pautas. A esta edad están ya preparados para dormir de 9 a 11 horas durante la noche, y a esto hay que sumarle de dos a tres siestas de 1 hora durante el día. Pasan por fases de sueño ligero en los que pueden despertarse, y esta es una edad en la que deben aprender a recuperar su sueño sin tu ayuda. Si cuando se despierta lo tomas en tus brazos o juegas con él, terminará necesitando esta rutina para volverse a dormir. Procura interactuar lo menos posible con él cuando se despierte, de esta forma entenderá que es un momento para dormir y no de atención, conversación o juegos. Recuerda que a esta edad es muy fácil que adopten hábitos, así que si quieres que se duerma en la cuna rápidamente, procura no dormirlo en otros sitios, como tu cama o tus brazos.

Comunicación: la estimulación

Todo bebé necesita estímulos para su normal desarrollo pero en algunos casos el exceso puede ser perjudicial. Puede ocurrir que un bebé encuentre un juguete demasiado estimulante. La combinación de música y movimiento puede sobreestimular su sistema y responder de la única forma que sabe, llorando. Procura que no tenga varios juguetes al mismo tiempo y que sean juguetes simples y apropiados para su edad. La estimulación debe ser la justa, pasarse puede ser tan contraproducente como no llegar.

Este es un buen momento para mostrarle libros de dibujos. Les llama la atención todo lo relacionado con su entorno: animales, personas, ropa, y cuanto más brillantes sean los colores mejor. Siéntalo en tu regazo mirando hacia fuera para que puedas enseñarle a pasar las páginas y ver cómodamente las ilustraciones. Déjale tiempo suficiente para observar cada ilustración y después señálalas con el dedo y haz comentarios sobre ellas. Puede ser que no todos los libros despierten el mismo nivel de interés, pero esto es algo que deberás comprobar observando sus reacciones.

Ten en cuenta que tu pequeño también necesita jugar solo, bastarse a sí mismo, para encontrar su propia autonomía. Por otra parte, tiene derecho a no hacer nada, simplemente observar y escuchar lo que ocurre a su alrededor. Por lo tanto, aunque este primer año de vida es esencial en su desarrollo y la estimulación es necesaria, también es necesario para su estabilidad emocional un ambiente de calma, ternura y paciencia en torno a él.

Habilidades motrices: un nuevo mundo de habilidades

Los esfuerzos del bebé en este momento están dirigidos a aprender a sentarse y a usar las manos. El bebé ha desarrollado una mejor musculatura y un principio de coordinación. Cuando se coloca sentado, aguanta derecha la espalda, pero si se cae no es capaz de levantarse. Le gusta estar tumbado de espaldas, pero con la cabeza y los pies ligeramente erguidos para poder explorar mejor su entorno. Tumbado boca abajo, gira el cuerpo a ambos lados y se pone boca arriba. A los cuatro meses el bebé alarga la mano hacia todo lo que ve, sabe agarrar objetos y conservarlos un momento en las manos. Se observa ya un principio de coordinación entre ambas manos. Todo cuanto coge lo examina detenidamente, le da vueltas y se lo lleva a la boca. Su cabeza también se sostiene, lo que le permite tener una visión más global del mundo que le rodea.

Aprendizaje: el uso de la cuchara

Imagínate que, acostumbrado al suave contacto de la teta o la tetina, sus anteriores fuentes de alimentación, tu bebé siente de repente al frío y duro contacto de una cuchara de metal. Claro que no hay más remedio, pero puedes hacer algunas cosas para suavizar ese paso. Usa cucharas pequeñas de plástico, no son tan frías como el metal. Algunas semanas antes, dale una cuchara igual para que la examine, juegue con ella y se la meta en la boca. De esa forma, llegado el momento, esa sensación le resultará familiar.