• Aplicar calor local ayuda a calmarlos. Coger al bebé boca abajo y entre su vientre y tu mano colocar un cojín de huesos de cereza o semillas (caliente en el microondas). Al cabo de 20 o 30 segundos empieza a expulsar los gases.
  • Coloca en tus rodillas un cojín de semillas calientes y túmbalo encima del cojín que está en tus rodillas. Acaricia su espalda, ejerciciendo una suave presión en su abdomen ayudará a calmarlo.
  • Masajes en la tripita: haciendo círculos siguiendo el sentido de las agujas del reloj.
  • Algunos niños se sienten mejor si se les lleva en una mochila junto al pecho del padre o de la madre. El calor corporal y el movimiento pueden ayudarle a estar más confortables.
  • Algunos niños se consuelan si se les envuelve en una manta o se les abraza con fuerza.
  • Cogerle en brazos para que te sienta cerca y transmitirle tu tranquilidad.
  • Infusiones de manzanilla e hinojo, las hay solubles.
  • Crear un ambiente de relajación: luz tenue, música suave. Puede ser la que escuchaba el bebé durante el embarazo.
  • Responder rápidamente a sus llantos. No mostrar pánico ni preocupación. Si los padres se ponen nerviosos se lo transmitirán al bebé.
  • Otros métodos que parecen ayudar es acercar al bebé a una secadora o secador de pelo, es decir el ruido de un motor que parece recordarle los sonidos que escuchaba dentro del útero.

Un estudio ha encontrado un posible beneficio terapéutico en eliminar productos lácteos, huevos , harina y nueces de la dieta de la madre que proporciona lactancia materna.