¿Qué pasa por la cabeza y el corazón de una mujer tras un aborto? Tanto si es espontáneo, y por lo tanto inesperado, como si es voluntario, se pueden identificar algunos aspectos en común. El primero es el síndrome de la culpabilidad. En el caso del aborto espontáneo, la mujer tiende a pensar que no ha hecho lo correcto, que se ha esforzado más de la cuenta o que no ha cuidado su salud, entre otras cosas. Es un estado de ánimo que destruye por dentro. Así lo explica Jaime Reynes, psicólogo del programa Comparte tu hijo antes de nacer, de la Policlínica Miramar.

Este efecto de culpabilidad aparece, pero menos, en el aborto decidido porque se ha dado una racionalización previa y el factor de la culpa ya se ha puesto sobre la mesa e, incluso, se ha debatido con médicos, psicólogos y familia en algún caso, lo que actúa como mecanismo de prevención. Gracias a ello, la palabra culpa se reduce a «responsabilidad implícita», aclara Reynes.

El segundo factor que, según este psicólogo, se debe tener en cuenta tras un aborto es la ansiedad, que es evidente en el espontáneo, pues genera la duda de si la mujer se volverá a quedar embarazada, si la pérdida sucederá otra vez, si hay distintos factores amenazantes escondidos. En el caso del programado, la ansiedad «pesa» más antes de tomar la decisión de interrumpir el embarazo, unida a la inquietud de enfrentarse a un proceso quirúrgico. Ambos factores, culpabilidad y ansiedad, están relacionados con la reacción del entorno de la mujer antes, durante y después del aborto, puesto que sea espontáneo o programado, su estado de ánimo es vulnerable a la opinión de los padres, los amigos y su núcleo más cercano. Es muy importante, por tanto descartar cualquier tipo de reacción punitiva.

Vía: consumer.es