A medida que se acerca la fecha del nacimiento del bebé, parece que las dudas y temores se incrementan para la futura mamá. Aunque su ánimo decaiga, es una sensación comprensible.

Los temores más frecuentes

Estos son los miedos a los que se enfrenta la embarazada antes de dar a luz. Consejos para llegar al día D tranquila y relajada:

  • Llegar a tiempo. Tu cuerpo te avisará de que el parto está en marcha de una forma u otra. Sentirás las primeras contracciones y hasta que se produce el alumbramiento pasan por lo menos 12 horas, sobre todo si eres primeriza. Te dará tiempo a llegar a la maternidad sin problemas.
  • Falsa alarma. Si llegas al hospital o a la clínica y te dicen que es una falsa alarma, no te preocupes. De hecho, los días previos a la fecha prevista de parto, si notas malestar o cualquier síntoma que indique que el trabajo ha comenzado, no temas irte en dirección a la maternidad, sin miedo a hacer el ridículo. Vuelve cuantas veces sea necesario.
  • Perder los nervios. Es fundamental llegar tranquila al parto e intentar no perder el control. Para eso estarán con la parturienta la matrona y el ginecólogo. Es importante acudir a las clases de preparación al parto. Proporcionan la información y los consejos adecuados para que la futura madre se sienta segura y consiga controlar el miedo, la tensión o el dolor.
  • Olvidar lo aprendido en las clases de preparación. La matrona estará a tu lado desde que ingreses en la maternidad hasta que nazca el bebé. Esta profesional sabe cuándo y cómo apoyar a la parturienta si los nervios le traicionan. La respiración es importante para que el bebé también esté relajado y oxigenado. Por eso es tan importante que la futura madre se muestre lo más tranquila posible.
  • El dolor. Es una percepción subjetiva y cada persona tiene un umbral del dolor diferente. Algunas mujeres no sufren al dar a luz y otras lo pasan muy mal. Las técnicas vistas en la preparación al parto funcionan y si te ponen la anestesia epidural, vete tranquila porque el dolor desaparece casi por completo.
  • La anestesia epidural. Se pone una vez que el cuello del útero se ha dilatado de dos a tres centímetros, sólo cuando se haya iniciado la dinámica del parto. No se aplica si el parto está ya avanzado porque tarda entre 15 y 20 minutos en hacer efecto. Unas semanas antes del parto visitarás al anestesista, quien te explicará todo el proceso y te hará firmar un consentimiento.
  • La sala de partos. En ella te espera un equipo médico cualificado (el ginecólogo, la matrona, las enfermeras y el anestesista), atento a tus necesidades y las de tu bebé. Para ayudarles cuentan con el soporte tecnológico necesario para cada tipo de parto. Además, si se lo permiten, el padre puede estar presente e incluso cortar el cordón umbilical cuando se lo indique el ginecólogo.
  • El primer llanto del bebé. Puede que el bebé no llore nada más nacer. Esto no significa que le falte la respiración o que le pase algo malo. Algunos niños nacen tranquilos y otros lloran de manera exagerada. Esto también es normal porque necesitan un periodo de adaptación.
  • La episiotomía. Se trata de la incisión que se practica alguna vez en el periné, antes de la salida de la cabeza del niño para prevenir desgarros vaginales. Se produce con anestesia local, si no se ha puesto la epidural, y no duele.
  • El fórceps y la ventosa. Se utilizan para extraer al bebé fácilmente, sólo si no puede salir. Se aprovechan los pujos de la madre durante las contracciones y no produce daños a ninguno de los dos.