Llega el verano y con las altas temperaturas, asalta la duda. Algunas madres se preguntan si además de la leche es necesario dar agua al bebé. Si se trata de niños a los que se da el pecho no es preciso, ya que la leche materna proporciona el líquido necesario para el correcto desarrollo. En el caso de niños con lactancia artificiales, en ocasiones, hay que proporcionarle agua entre tomas.

Los recién nacidos no suelen necesitar agua extra además del líquido que ya proporciona la leche materna. Antes, en la mayor parte de las clínicas u hospitales se solía dar a los recién nacidos unos biberones de suero glucosado durante los primeros días, bien porque la madre no tenía leche o no estaba con el niño por diversas circunstancias. Sin embargo, esta práctica debería utilizarse lo menos posible en el caso de que el bebé esté siempre con la madre y ésta, desde los primeros momentos, le dé el pecho.

Afortunadamente, cada vez se tiende más a dar el pecho lo antes posible. Ésta es una medida muy beneficiosa tanto para el niño como para la madre. El contacto precoz estimula el establecimiento del vínculo y en este sentido el contacto piel con piel de madre e hijo es fundamental. La estimulación muy precoz de la glándula mamaria por parte del recién nacido permite que se inicie antes la producción de leche por lo que es menos necesaria la utilización de otras bebidas.

Sin embargo, también está indicado que en la exploración del recién nacido se compruebe si succiona y deglute bien, para lo cual lo más adecuado es la utilización de agua, no de suero glucosado. De esta forma, comprobamos que el niño no tiene ningún trastorno de la deglución, ni se atraganta, ni tose, etc. Una vez superada esta prueba se lleva al recién nacido con su madre.

Aparte de esta primera etapa, de ahí en adelante lo más indicado es ofrecer al bebé agua del grifo hervida. La mayor parte de las veces no la tomará porque no la necesita. Si el niño está con alimentación artificial también se ofrece este tipo de líquido, aunque durante el primer mes, raras veces es necesario si toma cantidades adecuadas de leche.

El neonato con lactancia materna no necesita ingerir agua en el primer mes de la vida ya que la leche de su madre (cuando está bien alimentado) le proporciona las calorías, principios inmediatos, sales y AGUA necesarios para un correcto y perfecto desarrollo.

Una buena prueba de esto es la comprobación de que un niño al pecho presenta unas deposiciones ‘semilíquidas’ por las que aparentemente ‘pierde’ una cantidad de agua que no necesita.

Sin embargo, durante el tiempo caluroso se puede ofrecer al niño un biberón con agua entre las tomas pero sin forzarle ni preocuparse si lo rechaza. No se debe abusar de esta práctica puesto que los primeros días el bebé debe acostumbrarse a mamar del pecho y no a succionar de biberón o chupete, ya que puede inducir a confusión los dos tipos de succión (pezón o tetina). Los recién nacidos bien alimentados al pecho que mojan los pañales y hacen bien sus deposiciones generalmente no necesitan agua extra.

OTROS CASOS

  • Es bien diferente la situación del bebé que no está bien alimentado con lactancia materna y que no sólo no gana peso sino que tampoco hace sus deposiciones regularmente o la orina es escasa. En esta situación no sólo puede tener falta de agua sino de alimento. Este niño debe acudir al pediatra para conocer la causa y en todo caso ofrecerle agua suplementaria.
  • El niño con alimentación con fórmula adaptada (lactancia artificial) está en otras circunstancias y puede necesitar agua entre tomas, en caso de encontrarse en un ambiente caluroso, si tiene fiebre o si se le administran biberones de fórmula más concentrados de lo normal. Esta última circunstancia debe vigilarse estrechamente.
  • Si se han dado biberones concentrados, es decir, más medidas de polvo que el agua correspondiente, se debe ofrecer agua entre las tomas; lo que puede resolver el problema, si al mismo tiempo se dan los biberones más diluidos (menos medidas de polvo que el agua correspondiente) y, una vez recuperado, se vuelven a preparar los biberones a concentraciones normales. Afortunadamente también este error es mucho menos frecuente en la actualidad.