Hay algunas facetas de la vida en las que conseguir la igualdad entre mujeres y hombres va a ser algo difícil. La sexualidad es una de ellas. La biología ayuda a los varones a tener intenciones de practicar el sexo a lo largo de toda la vida, aunque, con los años, la lenta caída de los niveles de testosterona aminore la líbido. El mayor de los problemas sexuales del varón, la disfunción eréctil, tiene un tratamiento razonable desde hace una década.

Las mujeres con el sexo lo tienen complicado. Cuando la edad castiga a los ovarios, y las hormonas fallan, el porcentaje de ellas que pierden el deseo, no alcanza el orgasmo, su vagina se seca o les duele la penetración es muy alto.

Por otra parte, la sexualidad femenina es compleja y en ella intervienen de una forma definitiva el afecto y la sensibilidad -factores subjetivos que hay que armonizar con la pareja- para los que no hay pastillas que ayuden a superar obstáculos. Total: el hombre con el sexo difícil es un privilegiado, gracias a los laboratorios farmacéuticos, mientras que en la mujer todo son desventajas si en la cama las cosas no funcionan como lo hicieron en los tiempos más jóvenes.

De hecho, en muchas ocasiones se ha tratado de objetivar si Viagra sería tan útil en las féminas como lo ha sido en hombres. Nunca se ha conseguido. Sin embargo, desde hace un par de días –cuando se publicó en ‘JAMA’ el ensayo de Viagra y disfunción sexual en mujeres tratadas con antidepresivos- la pildorita azul ha subido un peldaño importante en su escalón de popularidad.

Viagra ha mejorado de una forma muy significativa uno de los efectos secundarios más frecuentes de los antidepresivos (en hombres y en mujeres): la disfunción sexual.

El estudio abarca un número discreto de pacientes y, además, ha sido financiado por la compañía que produce la píldora –aunque parece que ésta no ha intervenido en nada en el ensayo- pero merece tenerlo muy cuenta y pedir que sus datos sean certificados con los que vengan de experiencias futuras de mucha mayor envergadura.

¿Cómo un trabajo con tan pocos pacientes logra que la revista médica con más tirada del mundo –y con un factor de impacto elevado- lo publique en sus páginas? Quizá porque la metodología es impecable. La descripción de todo el protocolo que se usó en el trabajo ocupa buena parte del ‘paper’.

Independientemente de que exista mañana un ensayo definitivo de Viagra y varios cientos de féminas con antidepresivos y problemas sexuales, lo más interesante es que se empiece a transmitir a toda la sociedad que las mujeres tienen derecho a disfrutar de la sexualidad, y paliar sus problemas si es que existen, tanto o más que el que tienen los hombres. Aquí también habrá que salir del armario de siglos de desconocimiento y de tabúes y abordar situaciones que tendrían que encararse buscando una armonía finísima entre ciencia, sentimientos, sensibilidad, psicología, experiencia y hasta arte.