Como es natural la piel va a sufrir algunos cambios, con el transcurso de los años, también va a perder elasticidad, firmeza y luz.
Es posible que estos cambios puedan sufrirlos antes de tiempo, es decir en personas más jóvenes si es que antes no provee a su piel de los cuidados que ésta necesita.

Para que sepamos cómo es nuestra piel y lo que necesita, es importante que acudas a un especialista, que te indique el tipo de piel que tienes y los que te van a ser más beneficiosos para tu piel.

Para que a ninguna se os olvide, vamos a repasar los distintos tipos de piel.

  • Piel normal: es el cutis menos frecuente en adultos, similar a la de un niño, ya que es fino, flexible y muy suave. Se caracteriza por tener los poros diminutos y cerrados, lo que impide la formación de espinillas e impurezas; tampoco presenta descamación ni la consecuente sensación de tirantez. Aunque posee una ligera grasa en la superficie, no tiene un brillo aceitoso. Su color es rosado.
  • Piel Seca: De aspecto opaco y rugoso, suele irritarse con facilidad y tiende a descamarse. Debido a la escasa presencia de grasas y agua, es preciso tratarla con cremas muy hidratantes. En la limpieza no se deben utilizar jabones ni lociones astringentes, debido a que pueden resecar aún más la capa córnea de la piel.
  • Piel Grasa: El exceso de grasa y la dilatación de los poros constituyen un ambiente propicio para la aparición de puntos negros y espinillas. Estas pieles requieren una limpieza especial, con lociones y cremas que impidan la acumulación de impurezas. En algunos casos, se requiere jabones medicados.
  • Piel mixta: en el rostro esta piel se manifiesta en una zona llamada «T» ligeramente grasa y brillante, compuesta por la frente, nariz y mentón; mientras que las mejillas y el contorno de los ojos tienen un poco de sequedad. Asimismo, presenta una cierta tendencia a los puntos negros.
  • Pieles sensibles: cada vez suele ser más común encontrar personas hipoalergénicas que, además, tienen el cutis graso o seco. La piel sensible se caracteriza por su alta tendencia a las alergias o irritaciones. Suele producir sensación de tirantez en el rostro si no se trata con los productos adecuados.