Las claves para reconocerte en este patrón de conducta, con la directora técnica de Clínicas Origen, Pilar Conde.

Detrás de la infelicidad de muchas personas se encuentra la dependencia emocional. Hablamos de mujeres y hombres que para encontrarse bien necesitan sentirse seguros en pareja, y si esto no sucede, aunque tengan éxito profesional, social, pueden llegar a presentar un estado de ansiedad, con sintomatología depresiva.

A quienes padecen dependencia emocional, ninguno de estos logros parece satisfacerles, puesto que no se encuentran a gusto consigo mismos. Tras esta conducta, según explica la psicóloga Pilar Conde, se oculta una necesidad afectiva que nunca parece satisfecha y que se traduce en un miedo atroz a perder a la pareja sentimental. De ahí que se llegue a considerar este patrón de relaciones una especie de adicción amorosa.

El amor y la adicción, matiza la experta, no sólo no son complementarios, sino que en su desarrollo práctico resultan nocivos para ambos miembros de la relación, pero, sobre todo, para la persona dependiente. Ésta vive en esta de alerta constante y el menor gesto o la palabra más inocente le hacen pensar en una ruptura. Cuando ésta llega, finalmente, es tal el vacío, tan intenso, desproporcionado y exagerado que se llega a creer que ya nunca logrará se feliz como ser individual, y se tiende a buscar un sustituto que cubra esas necesidades afectivas, que uno no consigue sentirse seguro por sí mismo.

La falta de autoestima es uno de los factores que pueden considerarse como detonadores de la “adicción al amor”. No nos valoramos a nosotros mismos, por lo que solo conseguimos sentirnos bien si vemos que otra persona muestra interés y preocupación por nosotros, reforzando la idea de que si no tenemos a nadie, no somos nada.

Este miedo a “estar solos” suele llevar a las personas con dependencia emocional a tener muchas relaciones, una detrás de otra. En ellas se busca, según la directora técnica de Origen, el bienestar que no consigue con uno mismo.

Por supuesto, la dependencia emocional se puede superar. La clave es trabajar la aceptación, estima e independencia propias. Desde el amor a uno mismo será siempre más sencillo encontrar un amor auténtico por el otro. El primer paso, es identificar en nosotros ciertas actitudes y comportamientos.

Dependencia emocional, ¿cómo detectarla?

Este es el listado básico que nos deja Pilar Conde para que identifiquemos si podemos estar presentando dependencia emocional:

  • En el momento en que percibimos señales de posible ruptura sufrimos un elevado malestar.
  • Al terminar una relación buscamos a otra persona para cubrir esas necesidades afectivas.
  • Nuestras ilusiones y nuestra felicidad dependen de ese alguien y pensamos que no podemos vivir sin esa persona. Tenemos un miedo constante a perderle.
  • No damos prioridad a lo que pensamos, nuestras necesidades, aficiones y/o familia, dando mayor importancia a las del otro.
  • Idealizamos a esta persona, pensando que lo bueno que tenemos es gracias a ella.

Tras la ruptura sufrimos síntomas similares al síndrome de abstinencia. Algunas de las emociones que podemos vivenciar son:  ansiedad, miedo al futuro, inseguridad, molestias físicas, decaimiento, culpa.

La psicóloga nos invita, por último, a ponernos en manos de profesionales, con el fin de ayudarnos en el autoconocimiento y poder superar las limitaciones que nos impone la dependencia emocional.