Si por algo se caracteriza Pilates es porque permite desarrollar ejercicios en los que se trabaja todo el cuerpo, desde brazos, pecho, abdominales, piernas, y hasta los glúteos. Todo. Sólo hay que practicarlos siguiendo los principios fundamentales de este método. ¡Vamos allá!

PUNTO DE PARTIDA:

Comenzamos en el suelo boca abajo, manteniendo el cuerpo en una línea y con las manos y los dedos de los pies como únicos puntos de apoyo. Recordad que las manos deben quedar justo debajo de los hombros, controlando con los omóplatos hacia abajo. La cadera flexionada en posición neutra.

EJECUCIÓN:

Desde la posición de partida, inspiramos para después ir soltando el aire poco a poco mientras elevamos una sola pierna, sin mover el resto del cuerpo. De esta manera, activamos el abdominal. Cambiamos de pierna. Inspiramos de nuevo y expiramos antes de devolver la pierna al punto de inicio, cuando todavía la mantenemos alzada.

REPETICIONES:

2 series de 8 serían suficientes. Si te sientes con fuerza puedes aumentar el número de repeticiones, haz 2 series de 12.

VARIACIONES:

Si tienes dificultades para realizar el ejercicio, podemos probar con una alternativa menos intensa. Cambiando el punto de apoyo a los antebrazos -alineando los codos debajo de los hombros- y las rodillas. Mantenemos el cuerpo en línea recta y comenzamos, como en el ejercicio anterior, inspirando y exhalando a la vez que alzamos la pierna.