Sobre la pista

El problema de estos trastornos del comportamiento alimentario es que las mismas consecuencias psicológicas, fisiológicas y psicosociales los mantienen y los agravan. La malnutrición que conlleva la anorexia altera los neurotransmisores cerebrales que, a su vez, provocan alteraciones en el humor, aumenta la obsesividad, la compulsividad, la propia distorsión de la imagen corporal y el hambre. Todo eso refuerza la propia anorexia.

Los conflictos familiares son continuos en el caso de la anorexia y muy frecuentes en la bulimia, especialmente si la familia conoce la realidad. Hay una situación colectiva de estrés y tensión, sobre todo durante las comidas, que empeora el estado emocional y la ansiedad que estas personas ya manifiestan ante los alimentos. Todo esto favorece el aislamiento social, el estado depresivo y la alteración emocional que sufren. A todo ello, además, se le suma una baja autoestima que aumenta progresivamente a causa de la propia situación.

Signos de alarma

Manifestaciones secundarias al déficit nutricional o a vómitos pueden poner sobre aviso de un problema.

Los especialistas insisten en que hay que estar atentos a los signos de alarma, pues la mayoría de las personas afectadas, bien sea por anorexia nerviosa o bulimia, no reconocen que sufren un trastorno de alimentación. Una situación de adelgazamiento extremo sin causas médicas determinables, cambios de humor como irritabilidad y tristeza, retracción y aislamiento social progresivo y amenorrea podrían hacer sospechar que se está ante una anorexia nerviosa.

En el caso de la bulimia es más difícil ver signos claros si no alude a ellos la propia persona que la sufre o bien se presencian atracones o conductas compensadoras, como ausencias frecuentes durante las comidas. Sin embargo, hay pequeños detalles que pueden poner sobre aviso: alteraciones dentarias, estomatitis, gingivitis, caries dentales, inflamaciones de glándulas salivales y parótidas y alteraciones gastrointestinales; todas ellas debidas al déficit nutricional o a causa de los vómitos autoinducidos.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico se realiza tras una entrevista detallada y una exploración física y psicopatológica para descartar otros trastornos como depresión o trastorno obsesivo-compulsivo. A veces se recomienda, incluso, una densitometría ósea si ya hace seis meses que la afectada no presenta menstruación.

El tratamiento es complejo. El primer objetivo, a corto plazo, en la anorexia es tratar de corregir las alteraciones biológicas que pueden poner en peligro la vida de la persona afectada: aumentar el peso y el estado nutricional, normalizar las comidas y poner fin a las conductas purgativas. El problema de este tratamiento radica en la dificultad de mejorar los aspectos biológicos si no mejoran los psicológicos, y estos empeoran con los síntomas físicos derivados de la malnutrición estableciéndose, así, un círculo vicioso que hay que abordar.

Un segundo objetivo, a plazo intermedio, corresponde a una serie de tratamientos encaminados a mejorar la autoimagen, los problemas familiares y las características de personalidad. Un tercer objetivo, a largo plazo, trataría de promover la integración social. Todo esto se logrará de una forma multidisciplinar, mediante psicoeducación, psicoterapia cognitivo-conductual, tratamiento farmacológico con antidepresivos y grupos de apoyo mutuo, entre otros. En algunos casos, por su gravedad, se precisa de medidas de control y tratamiento médico urgente, que en ocasiones supone un ingreso hospitalario e, incluso, el suministro de alimentación por vía intravenosa.

Situación crítica

Criterios de atención médica urgente

  • Pérdida de peso superior al 30%, en los últimos meses.
  • Convulsiones.
  • Deshidratación.
  • Alteraciones analíticas: función del hígado, del riñón o alteraciones en los iones.
  • Arritmias cardíacas.
  • Frecuencia cardíaca por debajo de las 45 pulsaciones por minuto.
  • Desmayos.
  • Vómitos graves con sangre.
  • Dilatación gástrica aguda.
  • Osteoporosis.
  • Intolerancia al frío y estreñimiento a causa de una deficiencia de la glándula tiroides.
  • Disminución de los glóbulos blancos que puede favorecer las infecciones.

Criterios para el ingreso hospitalario

Estos criterios son similares para la anorexia y la bulimia:

  • Estado biológico que implique riesgo de complicaciones graves: nula ingestión de alimentos y líquidos, índice de masa corporal (IMC) menor de 14, frecuencia cardiaca menor 40-45, potasio muy por debajo de lo normal y otras alteraciones en los iones, vómitos con sangre roja y pérdidas de sangre por el recto.
  • Síntomas depresivos con riesgo de suicidio.
  • Conductas autolesivas importantes.
  • Otros trastornos psiquiátricos que dificulten el tratamiento.
  • No colaboración del paciente o comportamiento que dificulte el control ambulatorio.
  • Que la recuperación del peso no sea la pautada en el programa de tratamiento.