El comienzo de año es el momento perfecto para comenzar a idear nuevas metas. Muchas coincidiréis conmigo, en que uno de los propósitos más populares al comenzar el año nuevo, es adelgazar. Sin embargo, nos cuesta horrores mantener una dieta, y muchas veces la comenzamos sin consultar a un especialista en nutrición.

En primer lugar, para bajar de peso y mantenerlo, tienes que tomar la decisión de hacerlo, lo cual requiere trabajo, voluntad  y determinación.  No se trata de quitar esos kilos de más a golpe de martillo, sino de aprender a adelgazar, adquiriendo hábitos alimenticios saludables, que nos permitan mantener un peso saludable.

La clave reside en aprender a comer, sin renunciar a platos sabrosos, ni estar «de régimen» la mayor parte del tiempo. Para esto, lo importante es poner el acento en un cambio gradual de hábitos, basado tanto en la forma de comer, como en la cantidad y calidad de los alimentos.

Saltarse comidas no es aconsejable, ya que se ha comprobado científicamente mayor prevalencia de obesidad, entre individuos que comen una o dos veces por día, que entre aquellos que lo hacen cuatro veces, utilizando la misma cantidad y calidad de alimentos.

Según la Organización Mundial de la Salud: “La dieta malsana es un importante factor de riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes. Las recomendaciones, tanto poblacionales como individuales, son:

    • lograr un equilibrio calórico y un peso saludables;

 

    • reducir la ingesta calórica procedente de las grasas, cambiar las grasas saturadas por las insaturadas y eliminar los ácidos grasos trans;

 

    • aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos;

 

    • reducir la ingesta de azúcares libres;

 

    • reducir el consumo de sal (sodio), cualquiera que sea su fuente, y garantizar que la sal consumida esté yodada.” (puedes sustituir la sal por otras opciones que aderecen los platos como el limón, las hierbas aromáticas y el vinagre)

Es cierto que las temperaturas bajas propias del invierno,  hacen que sintamos menos ganas de consumir vegetales y frutas frescas, sumado a que la mayoría de ellos no están en estación, y suelen tener un sabor y hasta una textura diferente. Esto conlleva consumir alimentos con mayor densidad calórica.

Por eso, en esta etapa del año se debe prestar especial atención a la Vitamina C, que la encontramos en cualquier fruta cítrica; y sea casualidad o sabiduría de la naturaleza, son las frutas más abundantes en invierno.

Además, el consumo de vegetales no debería verse afectado, es sólo cuestión de imaginación, reemplazar las ensaladas frías por preparaciones calientes.

Como veréis, aún en invierno, es posible comer saludablemente, sin aumentar de peso. Para esto, os comparto más recomendaciones de especialistas en nutrición:

    • Realiza siempre las 5 comidas diarias, sin saltearte ninguna, porque sino sólo conseguirás el efecto “yoyo”, y aumentar de peso.

 

    • Intenta comer despacio y masticar bien los alimentos, ya que con esto conseguirás saciarte antes. Esto ayudará también a un proceso de digestión adecuado.

 

    • Respeta la orden de saciedad de tu cuerpo, evitando seguir comiendo sólo por ansiedad.

 

    • Bebe al menos 2 litros de agua al día (equivale a 8 vasos). Un dato: Tomar un vaso de agua antes de cada comida, te ayudará a comer con menos ansias.

 

    • También puedes comenzar alguna de las comidas con un caldo de verdura, ya que ayuda a ocupar espacio en el estómago sin reportar calorías y que llegue antes la sensación de saciedad.

 

    • Ingiere alimentos variados y de todos los colores, ya que cada uno aporta diferentes nutrientes que el organismo necesita para funcionar adecuadamente y de forma equilibrada.

 

    • Se debe incluir durante el día, al menos, un alimento rico en hidratos de carbono (patatas, legumbres, pasta, arroz o pan), otro rico en proteínas (carnes, pescados o huevos) y una verdura o una ensalada para aportar fibra al organismo, además de vitaminas y minerales. Para los postres, se recomienda una fruta o un lácteo desnatado.

 

    • Reduce el tamaño de las porciones. Comer poco, pero con frecuencia, facilita la absorción de los nutrientes y mantiene activo el metabolismo.

Si quieres reducir la hinchazón, intenta reducir el consumo de verduras como la alcachofa, el brócoli, el pepino, la cebolla y la lechuga, ya que son las más flatulentas.

Os vuelvo a recordar que no existen soluciones ni dietas mágicas. Es fundamental proponernos estos hábitos para alcanzar nuestra belleza interior y exterior; y no pensarlos como un castigo, o realizarlos “de mala gana”; ya que esto sólo provocará efectos contrarios, y tardemos más en alcanzar nuestro objetivo.

La piel bonita y el cuerpo en forma, no se alcanza sólo con productos de belleza, sino sobre todo, comiendo de modo saludable y realizando ejercicio físico periódicamente.  ¡Comienza ahora!