Paloma Cabadas, psicóloga e investigadora de la conciencia humana, nos ofrece, en su libro “La muerte lúcida”, la ayuda al que busca perder el miedo a la muerte.
“Cesación o término de la vida”. Esa es la primera definición que nos encontramos en la RAE sobre la muerte. Lo único certero que tenemos los humanos en la vida y que nos cuesta tantísimo asumir.
Miedo, angustia, dolor… son tantas las emociones que se generan en torno a la pérdida de la vida, ya sea la propia o la de los seres queridos que nos rodean, que muchas veces optamos por “mirar hacia otro lado”. No pensar en ella y en sus consecuencias, es nuestra baza más fácil a la hora de evitar sufrir y bloquearnos en nuestro día a día, pero es una espada de Damocles sobre nuestras cabezas…Está ahí…Siempre. No sabemos cuándo, dónde o cómo vendrá, pero nos parece mejor hacer como Scarlett O´Hara y optar por “pensarlo mañana” …o nunca. Nos hemos convertido en una sociedad Tanatofóbica.
Esta actitud de evitación, tiene repercusiones tremendamente negativas, ya que, aunque conscientemente creamos que no pensar en ello, nos hace más felices, la realidad es completamente diferente. Es un miedo ancestral, está en nuestro subconsciente, latente…. pero tiene solución. Se puede encontrar sentido a la vida y a la muerte…si sabemos cómo.
La psicóloga, experta en Conciencia Humana, Paloma Cabadas, sabe muy bien cómo buscar la propia trascendencia y, en esta búsqueda, surgió el libro de “La muerte lúcida”.
Con este libro, Paloma Cabadas trata de esclarecer todas aquellas incógnitas que muchos necesitamos resolver para seguir evolucionando con mayor lucidez. Nos encontramos con pautas, respuestas, ayudas…
Según nos explica la autora “No hay mejor manera de ser feliz que desmantelar miedos y sufrimiento residual que nos impiden avanzar. La finalidad, es alcanzar una práctica normalizada y sin miedo de las vivencias sensibles. Se puede perder el miedo a la muerte y conocerse en profundidad”
Es el libro perfecto para las fechas donde la muerte, los difuntos, independientemente de las creencias de cada uno, hacen que reflexionemos sobre los miedos ancestrales respecto a qué pasa cuando fallecemos.
A mi me sería muy difícil perderle el miedo.