Es una delgada funda de látex que se ciñe al pene y se coloca cuando está en erección. En su extremo suelen tener un depósito donde se vierte el semen, que en la colocación del preservativo debe presionarse para vaciar el aire interior y evitar su deterioro durante el coito.

Suelen presentarse enrollados en paquetes de plástico o metalizados y los hay de diversas clases, incluyendo algunos lubricados y con texturas y prominencias diseñadas para facilitar la estimulación de la mujer durante la actividad coital. Una vez extraído de su envase, se desenrolla con suavidad a lo largo del pene erecto hasta su base. Debe retirarse antes de que haya desaparecido la erección, sujetándolo desde la base para evitar que se quede dentro de la vagina o del ano.

Es un método muy accesible y se puede adquirir en farmacias, así como en máquinas expendedoras automáticas instaladas en los más diversos lugares.

En la actualidad es el único método anticonceptivo eficaz de que dispone el hombre, si se excluye la vasectomía, y no se necesita receta médica para adquirirlo.

Carece de efectos secundarios y para personas alérgicas al látex existen preservativos de silicona en el mercado. Hay que evitar su exposición a temperaturas elevadas y revisar su fecha de caducidad porque ambos factores favorecen su rotura durante el coito, que es su mayor inconveniente.

Si se utiliza de manera adecuada, puede proteger frente a la infección por VIH-SIDA y otras infecciones de transmisión sexual.

Preservativo o profiláctico femenino

Se trata de una funda cilíndrica de látex, de mayor tamaño que el preservativo masculino, que se introduce en la vagina cubriendo sus paredes y se sostiene mediante un aro flexible y móvil.

En general se aplican con lubricantes y espermicidas. Permite a la mujer, como en el caso del hombre, manejar su propia anticoncepción de barrera y, de igual manera, si se utiliza de manera adecuada, protege de la infección por VIH-SIDA así como de otras infecciones de transmisión sexual.