La falta de atención adecuada a personas que poseen un talento fuera de lo común, cosa que sucede en la mayor parte de los casos, puede desembocar en graves trastornos psicológicos.

Atención adecuada

Para atender de manera integral las necesidades de un superdotado no es necesario acudir a un centro especial. Desde la Asociación Española de Personas Superdotadas y con Talento aseguran que el niño debe estar dentro del sistema ordinario, pero con adaptaciones curriculares que respeten tanto sus ritmos de aprendizajes como su desarrollo social, emocional y curricular.

Pero lo más importante para contribuir al mejor desarrollo posible de un superdotado es su detección como tal, y cuanto más temprana, mejor. Ésta es fundamental para permitir que el pequeño desarrolle todo su potencial, ya que la descodificación de lo aprendido no es igual para todas las personas con especial talento si no se tienen las mismas oportunidades. Así, ante la primera señal de alerta (precocidades desde pequeños, hermanos ya diagnosticados o familiares que tienen conformidad de serlo) hay que diagnosticar lo antes posible, una vez cumplidos los tres años, para evitar que caigan posteriormente en episodios psicológicos como depresiones, bulimia, hiperactividad o incluso trastorno de Asperger, una enfermedad rara encuadrada en la familia de los autismos.

Los expertos coinciden en que para atender a niños superdotados resultan insuficientes las medidas existentes en el sistema educativo actual.

Las pruebas deben realizarse siempre por profesionales y deben completarse con la acreditación de otras cualidades, como la creatividad. Además, a la hora de afrontar su formación, hay que tener en cuenta que no todos los superdotados son iguales, y que existen diferentes grados de superdotación (superdotado, brillante, genio, talentoso, precoz, creativo&), que exigen la adopción de diferentes medidas, ya que su problemática es diferente.

Tener en cuenta la especificidad de cada caso y contar con el apoyo del profesorado del centro es fundamental, porque hasta la fecha, teniendo en cuenta los resultados, un alto porcentaje de superdotados no destaca en el sistema educativo reglado y su fracaso escolar (o resultados mediocres para su potencial) es mayor conforme avanzan los cursos.

Los expertos están de acuerdo en señalar que para atender a estos niños resultan insuficientes las medidas existentes en el sistema educativo actual. La legislación, transferida a las comunidades autónomas, contempla tanto la adaptación curricular como las flexibilizaciones, que permiten iniciar un año antes el período de escolarización o avanzar hasta tres años en la Enseñanza Obligatoria y uno en Bachillerato.

A pesar de la normativa vigente, en el campo de la educación de los superdotados reina la desinformación, según señalan desde la Asociación Española de Superdotación y Altas Capacidades. «Queda mucho camino por recorrer», señalan. La mayoría de las familias se encuentra aún con la incomprensión del profesorado, que no está preparado para atender a las necesidades de sus alumnos más capaces, lo que desemboca en el escaso desarrollo del potencial de los superdotados.

Tratar a un hijo superdotado

  • Equidad: Hay que tener en cuenta que es diferente y como tal hay que tratarlo y educarlo, igual que con el resto de los hijos. Porque se trata de educar con equidad, no en igualdad, y dar a cada hijo lo que necesite para su íntegro desarrollo.
  • Conocerlo bien: Para poder educar a un hijo superdotado es importantísimo saber cómo son este tipo de personas y, sobre todo, tener en cuenta siempre su disincronía intelectual y emocional. Son chicos que no suelen admitir órdenes que no sean razonadas, les son insoportables las tareas repetitivas… Hay que educarlo comprendiéndole, animándole y compartiendo con él sus cosas y tiempos, así como ofrecerle toda la información que reclame y darle nuevas fuentes.
  • Enfocar su educación: No hay que tener miedo y reclamar que en los centros escolares se cumplan sus necesidades especiales de acuerdo con el tipo de alumno que es.