- En dos semanas el niño suele estar ya adaptado.
- Hay que limitar las actividades extraescolares.
- Establecer horarios fijos facilita el proceso de aceptación.
Las largas vacaciones escolares de los más pequeños son un autético laberinto para los padres, ocupados por su trabajo y sus propias obligaciones. Ellos están deseando que empiece el curso y los hijos quieren volver a coincidir con su compañeros. Pero pasado este primer momento, los pediatras recuerdan que los niños sufren nerviosismo y ansiedad cuando les toca volver al colegio. La mayoría se adaptan en un par de semanas, explica el pediatra Antonio Redondo, pero otros son más lentos y necesitan su tiempo.
«Con los que les cuesta más hay que tener paciencia y darles más margen de tiempo para recuperar el ritmo»
Recomendaciones:
- El cambio de horarios debe ponerse en marcha antes del primer día de colegio y de forma progresiva. Las horas de las comidas, el momento del despertar o de irse a la cama, las horas de televisión y el tiempo para los deberes tienen que estar acordados de antemano y hablados con el pequeño.
- También hay que organizar la programación de las actividades extraescolares. Los pediatras recomiendan hacer un uso responsable de este esfuerzo extra (idiomas, deporte, informática…) y pensar que ellos necesitan tiempo para descansar y jugar, no sobrecargándoles de obligaciones convirtiéndoles ya en pequeños estresados.
- Transmitir ánimo e ilusión al niño revisando con él los libros y accesorios escolares. El curso es largo y la energía tiene que durar muchos meses.
- Mostrar interés por lo que les ocurre cada día en las clases y lo que estudian. Hay que escucharles todo lo que se pueda.