El incremento notable del volumen de sangre materna durante el embarazo aumenta considerablemente la demanda de hierro. Los requerimientos de hierro durante todo el embarazo son de 800 miligramos (mg), la mayor parte del cual es necesario durante la última mitad del embarazo, periodo en que son más intensas las demandas materna y fetal. Se estima que 500 mg son utilizados por la médula ósea activa, y el feto y la placenta acumulan de 250 a 300 mg en el curso del embarazo. Esto supone un incremento de 3 a 5 mg al día respecto a las recomendaciones de este mineral para una mujer adulta, por lo que el requerimiento de hierro es de 20 – 25 mg/día.

Como sucede con otros elementos químicos, la cantidad de hierro absorbida es sólo una pequeña fracción del total ingerido, de ahí que el contenido en hierro de los alimentos no sea suficiente para confirmar un aprovechamiento neto de este metal en el organismo y es por ello que durante el embarazo se haga necesaria la suplementación. El porcentaje de aprovechamiento del hierro de los alimentos oscila entre el 20 % del hierro de alimentos de origen animal (hierro hemo) y entre el 1% y el 5% de alimentos vegetales (hierro no hemo). La fibra vegetal y ciertas sustancias como los oxalatos presentes en los vegetales dificultan su absorción.

Suplementación para la prevención de la anemia ferropénica

La suplementación con hierro oral, habitualmente en forma de sales ferrosas constituye una de las acciones preventivas más relevantes para el control prenatal de la anemia ferropénica.

La ingesta de suplementos de hierro suele producir intolerancia gástrica, náuseas, estreñimiento y coloración oscura de las deposiciones. Para su mejor absorción se recomienda tomarlo en ayunas (siempre y cuando los efectos secundarios lo permitan), acompañado de una bebida cítrica u otro alimento rico en vitamina C y evitando la ingesta simultanea de café o té, bebidas que reducen su absorción.

Cómo se puede mejorar el aprovechamiento del hierro de los alimentos vegetales

La ingesta conjunta con vitamina C aumenta la absorción de hierro no hemo, por lo que se pueden acompañar los vegetales con alimentos ricos en esta vitamina. Por ejemplo: ensalada de tomate aliñada con limón acompañando a un plato de legumbre… Las proteínas también favorecen la absorción de hierro. Por ello, conviene incluir como ingrediente de los platos vegetales proteína de calidad como clara de huevo, carne, pescado o leche. Ejemplo: garbanzos con clara de huevo.

Estos son algunos de los alimentos ricos en hierro: almejas, chirlas, berberechos, morcilla, caracoles, hígado de cordero, yema de huevo, carne de caballo, legumbres, hígado de ternera-vaca, espinacas.